Un día el loro le dijo que no estuviera
triste, que él sería su amigo por siempre, pero la lagartija no
le creyó, pensó que solo lo hacía para consolarla.
Una mañana el loro salió con su familia de
cacería, al llegar al bosque no encontraron frutas, entonces empezaron a comer
hormigas, grillos, etc.; en su afanosa búsqueda hallaron en un tronco muchas
lagartijas, entre ellas la amiga del loro, todos corrían y voleteaban.
El amigo que un día le prometió su amistad dijo:
– “Nooo, con ellas noo”.
Dándose cuenta que allí estaba su pequeña
excompañera que aún quería, los demás loros se sulfuraron y él les explicó que
no iba a defraudar a su amiga, que ella también había sido su
familia, por lo tanto, debemos respetarle la vida. Mientras, los demás loros
decidieron abandonarlo de nuevo y él dijo:
– “Prefiero seguir en compañía de mi amiga
que tener una familia despiadada y sin sentimientos”.
De esta manera el loro pasó a formar parte de
esta nueva familia. Desde entonces a todos los animales y personas que les
veían en el bosque les llama la atención esta familia tan especial.
FIN
Autor:
María Camila Orozco