El marcianito

Era una vez un marcianito que le gustaba viajar mucho a la luna, un día como cual quiera apareció un humano y el marcianito se asustó y empezó a gritar ¡Auxilio! ¡Auxilio!  y de inmediato se  montó a la nave y era como un loco gritando y pensando que el humano le iba hacer daño, pero este se le acerco  y le dijo: ¿yo no te voy hacer daño! y empezaron hablar y el marciano le contó que estaba viajando por el espacio buscando a su familia que se había perdido  el humano le ofrece su ayuda, y es así como iniciaron las aventaras de este par de amigos que  con el tiempo se hicieron inseparables.

Cierto día llegaron a un planeta desconocido con criaturas extrañas para ellos. En este planeta hicieron su exploración y más adelante encontraron una pequeña nave averiada, donde fueron a investigar y se llevaron la sorpresa que era la familia del marciano, en donde todos estuvieron muy felices y regresaron a su planeta. El humano volvió a la tierra y nunca olvido las maravillosas aventuras que tuvo con su amigo el marcianito.

FIN

Autor: José Miguel Restrepo Tangarife

Una historia de amor

Hace mucho tiempo una joven llamada Vanessa se enamoró de un joven llamado Estiward, el joven poesía grandes valores, además de una generosa fortuna , sin embargo Vanessa era pobre y su familia pedía limosna en el pueblo, ella fue obligada por su familia a casarse con un señor llamado Rodrigo él tenía mucho dinero pero ella no lo quería, pasaron cinco años y el señor Rodrigo murió.

 Vanessa quedo con mucho dinero, ella seguía enamorada de Estiward que se había ido a vivir a otro país, ella lo buscaba por lado y lado, hasta que lo encontró y se confesaron el uno al otro el estar enamorados, pero la familia de ambos no les impedía la relación, y más aun que Vanessa ya estaba casada, un día los jóvenes decidieron escaparse sin importarles ninguna consecuencia y llegaron a vivir a un pequeño pueblo retirado de todos sus familiares, donde formaron una hermosa familia llena de amor con dos bellos hijos.

FIN

Autor: Leidy Gil Grajales

Un gran amor

Había una vez una princesa llamada Sofía  vivía en un castillo, al lado del castillo había un pequeño pueblo habitado por campesinos. Donde uno de los campesinos llamado Andrés llego a trabajar a pesar de que era pobre, era bien parecido y conquisto a la princesa .Con el transcurrir de los días ambos se enamoraron decidieron ser novios.

Al tiempo de estar juntos decidieron contraer matrimonio pero con mucha dificultad por que los padres de la princesa se oponían a esta relación debido a que era un pobre campesino y no era la persona indicada para su hija la princesa, pero ellos demostraron, que se respetaban, se amaban, y se querían y por más tropiezos o dificultades siguieron adelante luchando por este gran amor. Con el tiempo los padres aceptaron esta relación porque veían que se amaban.

FIN

Autor: Dahiana Agudelo Grajales

Un baño forzado

El pasado domingo, mi papá me despertó muy temprano para que me levantara de la cama, me bañara y me pusiera la ropa nueva para ir a pescar. Yo no quería bañarme porque estaba muy temprano y hacia mucho frío, entonces rápidamente me vestí. Mi papá creyó que ya me había bañado y salimos en el carro rumbo a una laguna cercana a mi ciudad, al llegar allí nos pusimos el chaleco salvavidas, nos subimos a la canoa, remamos hasta estar en medio de la laguna; luego listos y acomodados pusimos el anzuelo a la caña de pescar y la lanzamos con fuerza al agua. Esperamos un rato para que las truchas picaran el anzuelo, pero pasaron varios minutos, casi una hora, y nada pasaba… Mi papá dijo: -¡Mejor vamos a un restaurante a comer trucha pescada por otros y así calmamos el hambre que tenemos!

Yo me alisté para remar y regresar a la orilla; de repente una trucha saltó del agua y mordió el anzuelo con tanta fuerza que me haló y me hizo caer dentro de la laguna, yo no quería soltar la caña porque esa era la primera trucha que pescaría y me comería en el almuerzo, halé y halé hasta lanzarla dentro de la canoa, mi papá la cogió y me ayudo a salir del agua.

Tiritando de frío me quite la ropa nueva, me envolví en una toalla y al llegar al restaurante para que nos prepararan la trucha mi papá pidió una ducha prestada y me hizo bañar con agua y jabón y ponerme una ropita viejita que el siempre llevaba en el baúl del carro.

Así fue como me toco un forzado, con agüita y jabón.

FIN

Autor: María Elizabeth Gutierres