Había una vez en un castillo un
príncipe llamado Tomas y una princesa
llamada Gabriela. Ellos tenían un hijo llamado Valentín y vivían con la abuela
de la princesa llamada María. Un día la abuela María les había contado que en
ese castillo espantaban unos fantasmas y también aparecía una bruja y un
duende, ellos no creían en eso. Pero una noche
fueron sorprendidos por los fantasmas el duende y la bruja, donde de un momento
a otro se llevaron al inocente niño y todos quedaron muy asustados.
El niño muy asustado dijo: quiero a mi
mamá, a mi papá y a mi abuela, pero los espíritus del castillo no pronunciaban
palabra.
Los padres en su habitación dijeron
¿Por qué no llamamos al hechicero para que salve a Valentín? Fueron donde el
hechicero y este acepto ayudarlos a rescatar al pequeño niño.
El hechicero puso una poción en el
lugar, donde estaba Valentín para salvarlo, y al entrar los fantasmas, el
duende y la bruja quedaron atrapados en el envase de la poción mágica,
permitiendo que el niño pudiera ser liberado.
Es así como Valentín le conto a su familia
la experiencia tan desagradable que tuvo al ser secuestrado y agradeció
enormemente a el hechicero por haberlo salvado y haber encerrado a los fantasmas
el duende y la bruja.
FIN
AUTOR:
MARÍA SOFÍA RUÍZ
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